martes, 23 de julio de 2013

Nunca ser español fue tan difícil.

Y es que ya está bien. Que si los españoles somos esto, que si lo otro. Me tenéis harta. Hartita. Hasta las narices. A mí no me gustan vuestras nacionalidades (o mejor dicho, me gustan menos que la mía) y tampoco voy echando pestes de nadie. Así que hacéis el favor y paráis de una vez porque no estoy dispuesta a pasar ni una queja más de un español.
 
¿De qué hablo? Del trabajo y de los españoles. En concreto, de mi trabajo y de los españoles con los que trabajamos. Como sabéis, soy representante de una compañía de "Language Travel" en Heathrow Airport, y por nosotros pasan muchos muchos grupos de niños de todas las nacionalidades habidas y por haber.
 
Lo bonito y positivo de ello es que aprendes montones sobre cada cultura y de cada una creo que se puede sacar cosas buenas y cosas no tan buenas. En todo caso, respetables, a mi parecer. Pero claro, es sólo mi opinión, y creo que no mucha gente con la que comparto rutina laboral lo comparte, ni así lo expresa.
 
Obviamente, todos tenemos nuestros "favoritos". Es común que, en general, cada nacionalidad se comporte de una forma más característica, aunque en todo hay excepciones. También veo lógico que, por ejemplo, a una persona del norte de Europa (no vamos a entrar en países, que me meto en líos), y por norte de Europa me refiero a todo lo que suba de los Pirineos, les choque más y les resulte más laborioso lidiar con un grupo de países del sur. Y viceversa. Hasta ahí yo creo que todo normal.
 
El problema viene cuando creamos estereotipos, que no solo son malos, sino que también son una memez. Que los españoles hacemos ruido, por ejemplo. Hablamos más alto, dicen. Bueno, es posible, ¿tiene algo de malo? Depende para quien. Pero una cosa está clara, no sólo hablamos alto los españoles. Tendríais que oír a los ingleses en Uxbridge y sus pandas urbanas, que no sé para qué usan el móvil en realidad. ¿Y qué hay de los turistas (guiris) en España? ¿No hacen ruido, no? Eso es.
 
Los estereotipos o clichés están pasados de rosca y en ellos se escuda gente que no ve más allá de sus narices. Poco mundo, diría yo. Es como la gente racista, esa gente es ignorante, que ya es suficiente desgracia.
 
Así que escribo esto hoy porque no sé porqué, pero estoy sensible a comentarios despectivos hacia los españoles. Defendería a todo el sur de Europa, pero es que hoy especialmente necesito contaros qué dicen de nosotros.
  1. Somos ruidosos. Vale, puede que hablemos en un tono más alto, pero eso no está reñido a saber comportarnos. No es excusa para todo, si hablamos más alto y crees que no te escuchan, levanta la voz un poco, no creo que te pique la garganta después.
  2. No sabemos hablar inglés. Es cierto que el nivel de inglés en España es bajo y que muchas veces da pena, sobretodo si te encuentras con profesionales que lo deberían dominar bien. También es cierto que el acento es muy fuerte en muchos casos, pero vamos a ver, ¿alguien ha escuchado a un francés hablar inglés? Creo que es algo criticable pero no para usarlo como algo despectivo, sobretodo si lo dice gente que no sabe hablar más que dos idiomas, uno de ellos pequeño como la población del país donde viven.
  3. No sabemos estar quietos. Sabemos estar quietos, sólo hay que saber cómo pedírnoslo. Es como hacer filas, sabemos hacerlas, sólo que nos gusta más formar grupitos desordenados. No es que no sepamos hacer cosas, no somos retrasados, sólo puede que haya que tener más paciencia con nosotros, pero no con todo el mundo.
  4. No escuchamos y no obedecemos. Si es que todo lo tenemos nosotros. No escuchamos, no obedecemos, no nos movemos cuando nos mandan, no nos quedamos quietos cuando nos mandan. De verdad, es un poco ya quejarse por quejarse. Hay niños que obedecen y otros que no, importa poco la nacionalidad. Si no obedecen a la primera, un poco de paciencia y a ser firme que al final son niños y personas, parece que algunos se olvidan.
Ahora os diré lo que somos:
  • Somos vivos y alegres.
  • Tenemos sangre en las venas
  • Somos cariñosos y nos gusta expresar lo que sentimos.
  • Creamos vínculos afectivos.
  • Nos abrimos a los demás, no somos sectarios.


De todos los grupos que he tenido, y son de muchas nacionalidades, los que más tengo son italianos y españoles. Y yo encantada. A veces te cansan, como te puede cansar cualquier grupo revoltoso, pero yo con los españoles me llevo bien, me hacen caso y tengo la paciencia que se necesita. Son niños, hablando en términos generales, más revoltosos pero que al final te hacen pasar un buen rato y agradecen que se les trate como niños y no como "españoles latosos".  Cuando les digo que se comporten para parecer "alemanes" o "ingleses" se ríen y les digo que así no nos echarán la bronca sin razón, sólo por el hecho de ser españoles. Pero es cierto, el alboroto genera bronca, con o sin razón aparente.
 
Hay grupos de niños que son una maravilla, como los chinos. Los chinos son lo más. Son majos, un poco serios, educados al máximo y obedientes como los que más. Para trabajar con ellos es un lujo, porque te siguen hasta el pestañeo del ojo derecho. Ahora bien, los niños deben de ser niños y un buen comportamiento no está ceñido con una disciplina tan severa. Creo que hay un punto de equilibrio intermedio que es mejor para todos. Quizá no seamos nosotros el mejor ejemplo, pero los demás no pueden fanfarronear, todos tienen sus puntos negativos.
 
Hoy estoy patriótica, me han cabreado hoy, y no precisamente los niños. A veces a mí también me cansan los grupos de españoles. Dan más que hacer, por norma, pero sinceramente, estoy encantada con tener que "esforzarme" ese poquito más, porque al final, me lo paso muy bien con la mayoría.
 
Y un punto y final, una reflexión. Nosotros, españoles, reflejamos muy bien lo que nos pasa, reflejamos y exteriorizamos más que otras nacionalidades lo que pensamos, somos más impulsivos también. Un niño alemán, o nórdico, o de países menos cálidos (sigo sin querer apuntar con el dedo) sea "educado" (creo que la "educación" puede ser hasta relativa, según cómo se mire) no quiere decir que esté de acuerdo con lo que le mandas hacer ni a donde ir. No te responderá mal, pero hará y pensará lo que le de la gana. Yo, prefiero que el niño proteste, así al menos sé qué piensa. Y hablando se entiende la gente.  
 
Yo os defiendo allá donde estéis (siempre que no me canséis, si no, os amenazo un poco y santas pascuas) :D
 
Un saludo especial a todos los españoles que puedan sentirse identificados con esto o que estén hartos de escuchar a la gente protestar por nuestra forma de ser. Al fin y al cabo, al final todos quieren un poco de sol, un poco de playa, un poco de comida y les gustaría que su idioma sonase tan bonito.
 
 
 

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